El pasado miércoles 1 de mayo, luego de las manifestaciones, el Club Atlético Fernández Fierro celebró sus 20 años en una noche que se extendió hasta la madrugada con una enorme cantidad de artistas y bandas invitadas. El aniversario se da en un contexto muy particular por las adversidades que afronta, no solo la cultura, sino la clase trabajadora en su totalidad, pero el recuerdo de esos 20 años donde se atravesaron otros momentos difíciles es un impulso para seguir adelante. Un repaso por la fiesta y la historia de lucha y autogestión de este espacio. Por Ramiro Giganti (ANRed)


“Es otoño de 2004. Tenemos 20 años menos. Todavía faltan unos meses para la masacre de Cromañón. Se corre la bola que una joven orquesta de tango que venía dando que hablar desde hace un par de años, había alquilado un taller en Almagro para crear un nuevo espacio“. Así fue presentado, tanto en Radio Caff, como desde arriba del escenario el evento que comenzó pocos minutos después de las 19hs.

Sonaron muchos nombres y apodos de personas que fueron parte de toda esta historia. Desde “El tano”, o Yuri, director y contrabajista de “La Fierro”, entre quienes gestaron lo que hace 21 años parecía un “sueño loco”. Otro personajes, de los que no se veían arriba del escenario, fue quien abrió la jornada: Juan Pablo Gambarini, “boga y sonidista” fue quien se calzó su guitarra eléctrica SG y abrió la jornada tocando y cantando un par de roncanrroles. “Hace no sé cuántos años que estoy, allá atrás o incluso como abogado, pero hoy es la primera vez que toco en este escenario” comentó, mostrando también parte de lo que significaba este festejo. Músicos trabajadores que no solo trabajan de músicos. Algo que se ve una nuche cualquiera donde toque quien toque, en la caja te lo podes encontrar Juan Manuel Barrios, bandoneonista de la orquesta, laburando también en la barra, o a algún o alguna otra integrante de la orquesta en la recepción con las entradas.

“Farolitos de led”

Ese es el nombre de uno de los tangos que tocó Joaquín Marucho, quien desde el escenario también recordaba cuando era un pibe y en el barrio veía la puerta de aquel nuevo lugar sintiendo curiosidad y después de un tiempo se animó a entrar y cambió su vida.

El patio/pasillo de acceso al CAFF. Foto: Fabio Saltarelli.

Sus tangos jóvenes y actuales, pero sin dejar de ser melancólicos y nostálgicos, ayudan a entender de qué se trata todo esto.

Otro “farolito de led” puede ser Alex Musatov, violinista que durante la noche “tocó con todos” parafraseando a León Gieco. Su violín eléctrico que de la mano del Delay pudo superponer toques y con efectos simular otros instrumentos también explica bastante de que la va esto. Incluso canto un tema rasgueando el instrumento como si fuera un charango. Alex, volvería a subir al escenario en distintas ocasiones con quienes luego tocaron. Incluso en el final de la noche para sumarse a las cuerdas de la Fierro.

Alex Musatov, el que «tocó con todos». Foto: Fabio Saltarelli

La jornada siguió con el dúo compuesto por Diego Bergesio y Marcela Pedretti, en voz y piano respectivamente. Luego Ezequiel Jusid, cantante de Arbolito subió al escenario junto a su hermano. Arbolito va a estar tocando en unos días en el CAFF, como otros artistas que estuvieron presentes, como lo hicieron tantas veces en el pasado.

El Dúo Serén-Hullier, conformado por Juan Serén, cantor y compositor y Cristian Huillier, compositor y guitarrista del Cuarteto La Púa, subió luego al escenario.

“Conozco esta ciudad, no es como en los diarios”

El tango de Charly, No soy un extraño, también cuenta mucho de lo que se trata todo esto. Lo cantó Cucuza Castiello junto al pianista Juan Pablo Gallardo. La presencia de Charly, los redondos, y muchas otras figuras del rock argentino se siente en el CAFF como ellos sintieron al tango en sus composiciones.

Cucuza Castiello. Foto Fabio Saltarelli

Así también lo entendió Martín Martínez, quién tomo al posta para cantarse unos “Tango & roles”.

La jornada siguió y la diversidad de estilos le puso un matiz humorístico a los tangos de la oscura Buenos Aires. Así fue cuando Pablo Bernaba subió al escenario con su bandoneón y su voz, el mismo escenario donde en noviembre de 2022 presentó su primer trabajo solista Vozaneon, y donde va a presentar el recientemente nominado a los premios Gardel Cicatrices, junto al QNLB el próximo jueves 23.

“Fue hace tanto que creo que hasta el Tape Rubin era joven” recordó jocosamente ante la risa y el aplauso del público, mientras invitaba a los hermanos Castiello a sumarse, no solo para cantar Garúa sino el flamante Chau Javier y el clamado Que te vomite Dios y así recordar que “Videla murió cagando” aunque estemos en un momento jodido siempre se puede dar vuelta tortilla.

Pablo Bernaba. Foto: Fabio Saltarelli

Con un perfil más milonguero, o candombero, el Dúo Sensottera Castiello hizo su set manteniendo el público arriba. Allí Christian Castiello cantó mientras lucía una remera de La Vidú otra orquesta de tango contemporánea que también supo subir a ese escenario. Sus letras homenajean a los barrios del sur porteño, la Buenos Aires del Grupo de Boedo, o de la pluma de Roberto Arlt. Algo de eso merodeo el ambiente en las presentaciones de quienes subieron al escenario.

El Buenos Aires turístico “for export” que muestran los diarios, con restaurantes llenos o vacíos según la bajada de línea (en realidad más vacíos que llenos, al menos en la mayoría de los barrios, en los diarios quizás llenos… de gringos) podrá ser una cara de la ciudad. La otra, la de los barrios históricos, la de la mayoría que la pelea día a día. La de los tangos con arreglos no enlatados. Esa otra Buenos Aires, o al menos una partecita de ella, estuvo presente en el CAFF.

20 años de resistencia… y más

La frase “gracias CAFF por los 20 años de resistencia” se escuchó varias veces desde el escenario por parte de las y los artistas que se presentaron. Entre las ovaciones sonaba una corneta “atrás de todo”, ahí donde suelen sentarse los quilomberos en las aulas.

El público, a sala llena. Foto Fabio Saltarelli.

Entre las figuras con nostalgia cercana, estaba Natalia Lagos, quien supo ser parte de Alto Bondi, pero también de la Fierro hace poco tiempo, cuando en 2018 tomó la posta de Juli Laso. Desde el piano interpretó canciones de un disco propio que está por salir, antes de sentarse al piano dio unas palabras: “hablo un poco ahora asé les miro de frente ya que sentada en el piano les voy a dar la espalda… es difícil cantar desde otro lado”, comentó, recordando cuando cantaba de pie y de frente al público con la fierro a sus espaldas.

Natalia Lagos. Foto Fabio Saltarelli

Esa ciudad  que “no es como en los diarios” puede ser la Buenos Aires negra, candombera y murguera. La del carnaval prohibido por los milicos y que se fue recuperando de a poco, no sin golpes duros, sean por la pandemia o por los gobiernos derechosos que lo atacan. Sobre esa Buenos Aires canta Ariel Prat, una de las figuras tras la “diáspora carnavalera” y su recomposición cuando cayó la dictadura. El “negro Prat” arrancó con un tango y luego su set se puso más murguero.

Los matices siguieron. La memoria de tiempos lejanos que vuelven convivio con la memoria inmediata del CAFF. Esto último sucedió cuando Sofía Viola subió al escenario y sorprendió a quienes no la conocían. En un muy buen momento artístico, la cantante de zona sur llenó el CAFF con dos presentaciones semanas atrás y se ganó ovaciones con su Blues conurbano.

Sofía Viola. Foto Fabio Saltarelli

Otro Fernández estuvo presente fue Juan Pablo, quien integró bandas como Pequeña Orquesta de Reincidentes y para luego formar Acorazado Potemkim. Con su guitarra tocó canciones de ambas bandas y cerró con su clásico Pan de facho.

Lo siguiente ya era la coronación de esa noche. Entrando en la medianoche, faltaba solo un set antes del cierre a cargo de la Fierro. Y la humorada barrial llegó con los “tangos de bolsillo”  que el Dúo Dema/Sanpaoli, que tantas veces se había presentado abriéndole a la fierro o en otras ocasiones, volvió a compartir en ese escenario. Entre el humor de sus letras y eso doble sentido que esconde secretos, un blooper inédito sucedió cuando se rompió el pie del micrófono. “Es la primera vez que pasa en 20 años y justo hoy” decía mientras agregaba “parezco Freddy Mercuri”, bromeaba Sebastián De Mattei (Dema)  mientras agarraba el micrófono de la mera característica del cantante nacido den Zanzíbar, mientras desde atrás gritaban “Eeeeoo, eeeoooo”.

El dúo Dema Sanpaoli. Foto: Fabio Saltarelli.

“Todes putes”

Así lo sentencia Pugliese desde una pared. Y si esta mención es recurrente en quien escribe cada vez que hay una crónica sobre un evento en el CAFF, sepan entender al “cronista cabulero”. Fue un tango de Pugliese el primero que sonó hace 20 años cuando se inauguró el CAFF, y quizás allí se esconda parte del éxito que mantuvo al lugar de pie pese a todas las adversidades.

Pero a la simple cábala que todo músico y música tiene, se la acompaña con acción. Como viejo Osvaldo, el CAFF es una cooperativa de músicos trabajadores. Esa idea socialista que mantuvo un trato igualitario generoso entre artistas que hizo que, un espacio creado por músicos sea el escenario de muchos otros.

La imagen muestra la la consola con una calcomanía de Pugliese, detrás se ve a Pugliese pintado en el muro que dice "putes". También se ve el escenario y la barra, todavía vacío.

Pugliese por dos. La cábala del santo ateo que acompañó al CAFF en estos 20 años. Foto: Fabio Saltarelli

“Ahí está ese Pugliese en la pared, mirándonos y recordándonos que somos todos una manga de putos”, recordó con ese humor clamo con el que suele hablar Yuri durante las presentaciones de la Fierro.

Y entre anécdotas y nostalgias, ya pasada hace rato la medianoche, la Orquesta Típica Fernández Fierro volvió a tocar su set, el mismo que viene tocando todos los miércoles y algún que otro sábado. Infierno porteñoComezónMosquitosViejo Roquer6 25… fueron algunos de los tangos, ya sean instrumentales o cantados por Yuri, que recorrieron el repertorio.

Por otro Diciembre

Ya entrada la madrugada del 2 de mayo, la extensa jornada estaba llegando a su fin. Faltaba una más. Y la elección del tango que cerró la jornada no tuvo nada de casual ni ajeno al tiempo que se vive, pese a reivindicar a otro momento de nuestra historia.

Foto: Fabio Saltarelli.

Quien escribe estas palabras vio por primera vez a la Fierro en el infernal verano porteño del año 2002. Faltaban más de 2 años para la inauguración del CAFF, lo que podría situar a aquel momento en la “prehistoria del CAFF”. Una orquesta se presentaba en un PH en el sur porteño (la memoria difusa lo recuerda en La Boca pero pudo haber sido tranquilamente en San Telmo). El impacto fue absoluto: estaban Piazzolla, Stravinsky y todo el heavy metal junto metidos en una orquesta típica de tango.

La fuerza con la que sonaba la Fierro, los ritmos tormentosos y el sonido trágico de sus cuerdas, junto a esos bandoneones que sonaban como guitarras eléctricas, eran la banda de sonido perfecta para esa Buenos Aires prendida fuego con el calor del Argentinazo. La mecha se había prendido en diciembre del año anterior.

Con el paso del tiempo la Fierro mantuvo ese perfil autogestivo tan característico de los inicios de este siglo entre asambleas barriales, fábricas recuperadas y tantos otros emprendimientos autogestivos, que luego la llevaría a alquilar un taller en el Abasto y crear un espacio cultural que acaba de cumplir 20 años de resistencia.

La orquesta cerró la noche con una composición que remite a esos tiempos: Diciembre. La música busca recrear desde lo sonoro lo que fueron aquellos días del diciembre de 2001. Al presentarlo, las palabras de Yuri resultan las pertinentes para cerrar esta nota en este contexto de bestias en el gobierno atacando a la cultura. “Parece que vamos a tener que hacer otro Diciembre”.

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