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Fiel reflejo del país, el fútbol en la Argentina se caracteriza por una enorme imprevisibilidad. Estos años se produjeron tantas alteraciones, que llegamos al punto en que las últimas diez temporadas del fútbol argentino fueron todas distintas entre sí. Por este motivo, es una quimera pensar en vender derechos de televisión al extranjero, para lo que hace falta, por lo menos, ser creíble y poder planificar un calendario con anterioridad.
Estos mamarrachos de torneos y cambios comenzaron en 2015. Ese año se disputó el recordado campeonato de 30 equipos, único en el mundo. Fue un premio para diez clubes que ascendieron desde la Segunda División. Al año siguiente, se creó un Torneo de Transición para coincidir con el calendario europeo y regresar a los dos campeonatos anuales. De esta manera, en el segundo semestre de 2016 nuevamente se jugó un campeonato anual y se empezó a reducir la excesiva cantidad de equipos, estableciendo cuatro descensos.
En la temporada 2017/18, ya con Mauricio Macri como presidente del país, apareció la Superliga. Un ente nuevo que desplazó a la AFA del centro del poder. En 2018/19, la cantidad de equipos se redujo a 26 y la duda fue cómo ocupar el año calendario con competencias. Entonces se creó la Copa Superliga que incluyó a los equipos que habían descendido. Increíble pero real.
Para la temporada 2019/20, participaron 24 instituciones. Sin embargo, en el medio del torneo se anunció la reducción del número de los descensos: tres en lugar de los cuatro ya reglamentados.
En el medio de todo este descalabro, allá por el mes de marzo apareció la pandemia y, entre otras cosas, se prohibió el fútbol. Se decretó el fin de la temporada en pleno desarrollo y se anularon los descensos por dos años. Por ende, en 2021 volverán a jugar 26 equipos y en 2022 serán 28. Otra vez como antes.
A su vez, la AFA que preside el Chiqui Tapia, disolvió la Superliga y creó la Liga de Fútbol Profesional con Marcelo Tinelli al mando. Aún no se sabe cuándo la pelota volverá a rodar y, mucho menos todavía, con qué formato de torneo. Solo se están disputando encuentros de Copa Libertadores organizados por la CONMEBOL, a puertas cerradas y con los protocolos correspondientes.
Con todo lo que sucedió durante estos últimos tiempos y sumando la eterna cuarentena de nuestro país, ¿podemos esperar algo de sentido común por parte de aquellos que deciden sobre nuestro fútbol?
La esperanza es lo último que se pierde, decía mi abuela Chola. Viendo el panorama, con distintos dirigentes, personas y partidos políticos a cargo de la toma de decisiones, es muy difícil vaticinar que el fútbol argentino vaya a transitar una etapa de desarrollo y planificación acorde a lo que se pretende. Excepto que Messi frote la lámpara y tape con sus pies los errores cotidianos de quienes conducen.