Se dice que en la pandemia que azota al mundo todos perdieron económicamente para preservar la salud: Comerciantes que se quedaron sin facturar, empleados a los que se les abona el 50% de los sueldos y familias que viven con el IFE por que se quedaron sin trabajo.

Pero en esta crisis no todos pierden, las empresas siguen ganando y mucho más que antes. Los supermercados y rubros del alimento subieron sus ventas por el mayor consumo ya que el dinero que ingresa a una casa hoy va casi a la alimentación y servicios.

Otros que ganaron y hoy operan fuerte en los medios amigos son las TELCOM, las empresas que telecomunicaciones, las que ofrecen servicios de telefonía, internet y cable. Todos aumentaron de manera desproporcionada durante los últimos años. La reclusión de las familias en sus casas, la necesidad de tener que estar la mayor parte del día en sus hogares hizo que los propietarios de las compañías aceleraran aumentos irrazonables.

Tras el DNU presidencial, que les impide incrementar tarifas hasta el 31 de diciembre por ser herramientas esenciales de comunicación, estudio y trabajo, las empresas comenzaron a cambiar los planes de manera arbitraria, cobrando lo mismo que el plan contratado pero con menos beneficios y ancho de banda, por ejemplo. Te dan menos por lo mismo, pero claro, no muchos controlan la subida y bajada, allí se ahorran paladas de dinero que les sirve para ofrecerles a nuevos clientes. Trabajan y captan más usuarios con la de otros usuarios. Una estafa maestra.

La empresa de Marcelo Mindlin, Edenor, es otra de las empresas monopólicas que sigue facturando desmesuradamente en plena emergencia con nuevas herramientas de estafas bien aceitada.

Durante los últimos cuatro años, amparada en la “normalización” de la facturación, la empresa EDENOR llevó adelante una transferencia de recursos histórica acopiando dinero del sector popular de manera atroz. Los tarifazos fueron el clavo en el ataúd de miles de comercios y familias que debieron achicarse para pagar las descomunales subas, siempre, claro, con la cobertura protectora de los medios nacionales, que históricamente evitaron enfrentar a la única empresa que domina el transporte de energía eléctrica junto a EDESUR.

Ahora, y en medio de la pandemia, cuando todos están en sus casas de manera inevitable, EDENOR encontró una nueva manera de burlar la prohibición de cortes y aumentos.

El gobierno les había prohibido el aumento y cortes mientras dure la pandemia, la empresa debía facturar la factura de menor importe del años 2019. Pero el control duró poco. En el conurbano comenzaron a llegar a los hogares una nueva “normalización”. Consiste en cobrar  “a ojo” dos facturas o más con resultados de abusos pocas veces vistos en Democracia.

Con facturaciones de 16 mil, 20 mil y 30 mil pesos  EDENOR “comenzó a medir” descaradamente. Miles de usuarios encontraron en la “megaestafa” unos puntos ciegos que no pueden explicar.

En casas donde normalmente se gasta entre 700 a 1000 pesos EDENOR los “normaliza” a un aproximado de 5.000 pesos por mes, en dos o tres meses redondean en más 16 mil pesos, parece irreal pero hay casos mucho más escandalosos. Y todo mientras la gente paga mes a mes. Lo que parecía un error de facturación se destapa como una de las estafas a cielo abierto más  insoportables de las últimas décadas.

Otras de las maniobras que la empresa utilizó es igual o más escandalosa que la primera: La  recategorización por consumo.

La explicación de EDENOR es que, con el aumento del consumo se recategorizan los hogares que gastaron más. Una explicación arbitraria ya que inevitablemente el consumo aumenta porque la gente está más en su casa por razones de la pandemia, una crisis atroz y recursos disminuidos. La maniobra del cliente cautivo.

Otros usuarios denuncian que les llegan intimaciones por “medidores tocados”, otra mentira que arrastra la idea de que los aumentos se dan porque hay gente que se cuelga, el caballito de batalla preferido por este tipo de empresas.

Esto se da mientras miles de bonaerenses pagan facturas que son una locura, muchos no saben dónde recurrir y terminan abonando lo que le piden para no quedarse sin luz. Los entes de control siguen sin funcionar.

Por admin

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