Se fue el creador de un personaje que desde la historieta militó incansablemente contra la injusticia, la hipocresía y la discriminación. La eterna rebelde se transformó en un emblema anticapitalista que desde el humor objetó los déficits del sistema y retrató las tensiones de una sociedad pacata atravesada por prejuicios.

El dibujante y humorista mendocino Quino, que falleció hoy a los 88 años tras haber sufrido un ACV hace unos días, será recordado siempre por el fenómeno de Mafalda, la niña de clase media, intelectualizada y rebelde que hace 56 años comenzaba a enredarse en la memoria social y política argentina a través de una mítica historieta surgida en la revista Primera Plana que hoy revalida su vigencia cuestionando totalitarismos y mandatos familiares, sexistas y generacionales.

Joaquín Salvador Lavado, Quino había nacido el 17 de julio de 1932 en Mendoza (Argentina), y tenía por tanto 88 años. En esa misma ciudad residía ahora, atendido por sus sobrinos desde que se trasladó allí en noviembre de 2017 tras morir su esposa, Alicia Colombo.

MAFALDA, DE FALLAR EN EL MUNDO DE LA PUBLICIDAD A MARCAR A GENERACIONES

La historieta pasó a ser uno de los mayores íconos de la cultura popular, nació de un encargo para una compañía de electrodomésticos, y posteriormente fue creciendo como la niña rebelde y cuestionadora que reflejaba el mundo de los años 60: las inquietudes sociales y políticas de la clase media argentina, y los temas de impacto social como la injusticia, la guerra, el racismo.

El gran éxito y fama internacional no impidieron que Quino, el 25 de junio 1973, tome una decisión para algunos desconcertante: no dibujar más tiras de Mafalda, pues ya no sentía la necesidad de utilizar la estructura expresiva de las tiras en secuencia.

«A veces siento que la gente me reprocha como a un criminal de guerra que hace 26 años mató a nueve personas: los nueve personajes de la historieta. Yo digo que Mafalda es un dibujo, no una persona de carne y hueso. Qué raro eso, ¿no? Porque a veces me tratan como si fuera un asesino», indicó el dibujante en una entrevista otorgada en 2004.

En 2014, fue distinguido con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación, el primero que se le otorga a un dibujante en toda su historia. «Mafalda diría que soy un traidor a mi personaje yéndome a reunir con los reyes», bromeó días antes de recibir el premio en España, un reconocimiento casi paradójico para el personaje de una niña rebelde que defendió sus consignas antisistema y la igualdad de derechos, entre otras batallas cotidianas.

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