La oligarquía está intranquila. Permanece agazapada para dar el gran zarpazo en el momento adecuado para reinstalar un gobierno títere de derecha. Por ahora utiliza los medios para reclamar y victimizarse.

Como fuerza de choque el malponderado de siempre El Trompetín hace su trabajo esmerilando a los Fernández a través de la Mesa de Enlace y su tan mentado piquete. Por otro lado, exige al gobierno la presentación de un plan económico. Sobre este tema, es un pedido que los bonistas privados, es decir, los terroristas económicos, le hacen a la oligarquía. Ellos pretenden saber que se trae entre manos Alberto Fernández. Objetivo, el de siempre saquear al país.

Por ahora, Martín Guzmán trabaja a destajo para poder llegar a una negociación que nos permita respirar. Un acuerdo de cumplimiento efectivo pero en cuotas y que la Argentina pueda volver a crecer. Este objetivo no lo comparten ni los bonistas ni sus punteros mediáticos argentinos. Todos los días, los medios dominantes informan sobre el trabajo del ministro de economía y en modo potencial maltratan al joven economista. Utilizan esta forma verbal ya que les permite ordenar la tapa con falsas noticias para marcar el territorio a un gobierno que vino a poner de pie el desastre realizado por la banda del entreguista Mauricio Macri o como le dice la derecha, ex presidente.

Un problema serio de siempre fueron, son y serán las falsas noticias escudadas en la libertad de expresión que suelen modificar la realidad de un territorio. Al respecto, Aram Aharonian en su libro “El asesinato de la verdad”, escribió: “Su voluntad está siendo tomada por fuerzas de ocupación invisibles sin que usted sospeche nada. Las batallas ya no se desarrollan en espacios lejanos, sino en su propia cabeza. Se trata de una guerra por conquista de cerebros, donde el usuario de los medios de comunicación es el blanco principal. El objetivo ya no es matar, sino controlar, las balas ya no apuntan a su cuerpo, sino a sus contradicciones y vulnerabilidades psicológicas. A principios del 2017, la CIA, el FBI y la Agencia de Seguridad Nacional emitieron un informe al público resumiendo sus conclusiones sobre el cómo el gobierno de Putin ordené e implementó una campaña que incluyó sembrar y difundir noticias falsas, hackear y filtrar correos electrónicos tanto de la campaña de Hillary Clinton como del Comité nacional Demócrata, y que todo esto era, primero, para minar la confiabilidad del proceso electoral, pero al final, para beneficiar la campaña de Donald Trump y dañar a Clinton”. Ganó Trump y es posible que sea reelecto, Todo gracias, a la mentira, a la trampa y a la perversión política, exactamente igual que en la Argentina de Macri.

Con este eje como método y con el objetivo de que los Fernández duren un gobierno o menos, El trompetín somete diariamente a los lectores a la mentira, a la falsa noticia utilizando modos verbales donde el lector no se da cuenta y cae en la trampa. La primera finalidad del terrorismo económico es que la Argentina entre en cesación de pagos, el segundo objetivo es arrinconar al gobierno, el tercero comenzar a llevarse las riquezas donde Vaca muerta en el sur y el litio en el norte son las preferidas. Los bonistas saben que en la Argentina tienen cómplices pagos como los medios dominantes y alcahuetes gratis como un segmento de la clase media. Esa clase media, media rica, media culta, mira medio mal, analiza hasta la mitad, todos los hechos y media confundida sale a la calle con media cacerola. Por eso no debemos ser funcionales a aquellos que nos quieren seguir empobreciendo en nombre de una moral ficticia. El terrorismo económico pretende un golpe de estado, imita Bolivia y para ello presenta en primer lugar la mesa de enlace, los sojeros, alias el campo, el mismo que elimina bosques, envenena el agua, fumiga sobre las escuelas y enferma de cáncer al pueblo.

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