En Argentina todos sabemos lo que significa La Grieta; un ejercicio de antagonizar opiniones e ideologías a un punto extremo que pone a los opuestos en situación irreconciliable. Así, cada lado, considera que el otro es lo peor que le puede pasar al país, calificándolos como; ladrones, corruptos, anti patria, traidores a la patria, cipayos, todo lo cual hace imposible entablar cualquier diálogo.

La estrategia de “elegir” un enemigo visible para alinear propia tropa es tan vieja como la existencia de la política, no obstante, siempre se dejaban puentes sin dinamitar para un diálogo necesario. Para referenciar hechos recordables, citemos la creación de la Mesa Multipartidaria, en tiempos del Proceso, como un ejemplo de conexión entre fuerzas con ideologías distintas. Más atrás podemos señalar los diálogos de Perón y Balbín.

Con la llegada al poder del Kirchnerismo se militó la creencia que los adversarios son despreciables. Clarín, Carrió, el Campo, Macri y cualquiera que no coincidiera con sus intereses, eran ENEMIGOS a los que había que aniquilar. Atención, el Perón de los 40 y 50 también hablaba de exterminar opositores y ese es el estilo que más caló en el peronismo K.

Llegó Macri, asesorado por Marcos Peña y Durán Barba y más de lo mismo. El balance entre amores y odios a CFK, sumado a los innegables actos de corrupción de su gobierno, le daba favorable a Macri para seguir cavando profundo. Tal vez le hubiese convenido dedicarse más a gobernar y arreglar la economía.

Que Alberto Fernández es una creación de CFK no es novedad. Lo hizo para correr el eje de esa división. Discursivamente en su inicio, mostró un perfil más conciliador. Decía que “venía a cerrar la grieta”. Tal vez porque en realidad era una postura fingida o por presiones de la dueña de los votos y su voluntad, fue mutando hacia un Presidente que no solo profundiza la grieta, también la hace más violenta.

Los primeros 4 meses de gobierno de AF, estuvieron libres de pandemia y confinamiento, sin embargo, lejos de usar los primeros 100 días para gestionar fuerte, se dedicó a dividir el botín obtenido en las elecciones repartiendo cargos varios para personas con dudosa capacidad. La fuertísima devaluación e inflación que produjo su asunción fue disimulada por esa Luna de Miel que todo gobierno tiene, pero todo pasa y cuando las quejas ya eran evidentes, llegó la pandemia.

Encontraron en el confinamiento prematuro y feroz una forma de gobernar sin oposición.

Alguien tuvo la idea de generar nuevos bandos que llevaran el quiebre casi hasta el centro de la tierra: Cuarentenistas y anticuarentenistas; dos absurdos.

EL GRAN PELIGRO

El kirchnerismo aprendió que sus opositores pueden ganarle elecciones y las consecuencias implican cárcel, por eso, esta vez no van a permitir que crezcan las protestas.

Sin plan económico, sin plata por ingresar por exportaciones de soja, sin fondos de los aportes jubilatorios, para un gobierno populista resulta muy difícil contener el reclamo. Si hoy la gente pudiera salir a expresarse; las marchas desbordarían en las calles, pero, pandemia mediante, se encierra a los ciudadanos y el que sale puede ir preso.

Los anti cuarentenas se terminarán, levantando la cuarentena, sin embargo, se liberarían otras fuerzas opositoras que resultarían más peligrosas a las pretensiones hegemónicas del peronismo  de gobernar sin oposición.

Los que estén dispuestos a ejercer el derecho a la protesta, deben saber que enfrentarán a un animal herido y humillado que no permitirá que limen su imagen. El gobierno y sus voceros (medios comprados) han puesto la tensión en un punto que quien viole la cuarentana será considerado un enemigo. Ofelia Fernández tratando de forros y delincuentes los Anti. Llegó a decir: “delito es violar la cuarentena, no robar con una moto para comer”. Pedro Cahn trató de dementes y amantes de la muerte a quienes lo contradigan.

Envalentonan a sus perros de pelea para que se atrevan a asesinar a un muchacho en Tucumán por salir a buscar trabajo en cuarentena o dispararle por la espalda a otro en Chaco porque andaba sin barbijo.

El Intendente de Tigre denunció a sus vecinos porque pasaron por la puerta de su casa, tocando bocina. Usó cámaras del municipio para sustentar la denuncia.

¿Hasta dónde van a llegar con la cultura de la delación? Juegan con fuego, despertando odios que no podrán controlar.

En estos momentos se propone en redes y medios no oficialistas que la gente salga a manifestarse y enfrentar al gobierno. Podría considerarse una actitud valiente (además de lícita) pero quienes vayan a hacerlo, deben saber que no van a encontrarse con la respuesta de un gobierno republicano y tolerante y al contrario, va a reprimir con todas sus armas.

Dr. José Vázquez

“Más Que Palabras” – 88.9 Unión de Radios

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