Este mediodía puede definirse la continuidad del torneo que disputan los principales clubes del país. Pero la disputa entre la AFA y la Superliga está lejos de saldarse.
El reinicio del torneo puso en pie de guerra a la AFA y a la SAF, que entraron en conflicto de intereses en torno al cruce de la competencia con el Preolímpico Sub 23 en el que participará la Selección Argentina. Las rispideces ya venían desde 2019.
Después de varios días de incertidumbre hoy se llevará a cabo la reunión del Comité Ejecutivo de Superliga que definirá si el reinicio del campeonato de Primera División se da de acuerdo a lo previsto o, finalmente, se ve postergado.
Si bien hasta hace algunas horas la postura que primaba era la de la suspensión, en estos momentos todo indica que la pelota empezará a rodar de manera normal, respetando lo que fue firmado oportunamente e iniciando el año en la fecha estipulada.
La Mesa Directiva se juntó ayer y analizó algunas alternativas para presentar este jueves, aunque luego de la presión del Gobierno y de la TV para que se respete el cronograma, el inicio sería, sin cambios, el viernes 24 con la disputa de la fecha 17.
La última palabra la tendrá el Comité de la SAF hoy en horas del mediodía, cuando se reúna a partir de las 13 horas en Puerto Madero con la presencia de los representantes de los 24 clubes. Para que se postergue se requiere el voto de dos tercios de los presentes.
DOS MODELOS EN PUGNA
El inicio del 2020 estuvo marcado por la disputa entre las dos entidades de poder que existen hoy por hoy en el fútbol argentino, que son las que presiden Claudio Tapia y Mariano Elizondo, y son varios los que hablan de un doble comando. Al respecto se fueron estableciendo dos bandos.
Por un lado hay un grupo de clubes que apoyan el modelo que se instaló hace tres años, con el objetivo de incrementar los recursos y optimizar el marketing, pero por el otro se ubica un sector que pregona la idea de retornar al paraguas protector de calle Viamonte.
La clasificación de Tigre a la Copa Libertadores fue quizás el primer foco real de conflicto, ya que allí se produjo el primer gran desencuentro: Superliga decidió que el campeón de la Copa clasificaba independientemente de si había descendido o no, sin pasar antes por AFA.
Uno de los que se expresó a favor de regresar a AFA si los objetivos de la SAF fallaban fue Nicolás Russo, presidente de Lanús, pero la mayoría de los clubes no exteriorizaron aún su postura. En el medio, está en juego el poder económico y político del fútbol argentino.
“Creo que sería un retroceso enorme no darle lugar a la Superliga. ¿Por qué? Porque vemos que en los últimos treinta años el nivel de liga que hemos tenido”, afirmó, por su parte, Andrés Fassi, presidente de Talleres, en diálogo con CIELOSPORTS en el inicio de la semana.
En este sentido ratificó: “Estamos veinte o treinta años retrasados a las grandes ligas del mundo, a los derechos de televisión, a la seriedad de las estructuras, en relación a la infraestructura, a las divisiones inferiores, al orden de los estadios”.
¿CÓMO SE VUELVE A AFA?
Más allá del deseo que puedan tener algunos clubes, cuyo número de momento es incierto, la realidad es que para pode salir de Superliga y regresar a la órbita de AFA los dirigentes deberán ratificar sus críticas levantando la mano cuando haya que votar.
En este sentido será clave la Asamblea de la Asociación, en la que desde octubre próximo la primera división no tendrá mayoría absoluta. Allí se puede votar por rescindir el convenio de coordinación que regula la relación establecida entre las partes.
Que ese convenio se diese por terminado sería prácticamente el certificado de defunción de la Superliga: no podría organizar ya los torneos oficiales. La intención desde calle Viamonte de retomar el control está sobre la mesa, pero necesitará del respaldo de los clubes.
La existencia de la Superliga disminuye el poder del presidente de AFA, que hoy tiene a la Selección como principal bandera, y al fútbol del ascenso como una carta fuerte. Si la SAF se disolviese el Claudio Tapia, como Julio Grondona, concentraría todo el poder en su figura.