El energúmeno avanzó con la Biblia en la mano hacia el Palacio del Quemado sin reparar siquiera que en su texto decía:
“Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero…” (Timoteo 6:10).
Buen muchacho Timoteo, entrañable compañero del apóstol Pablo, aquel que por el año 62 fue decapitado en Roma por la intolerancia del emperador Nerón.
El cristianismo se extendía por distintas regiones y aquellos hombres y mujeres que predicaban una vida sencilla, justa y honesta se convertían en un peligro para la sociedad degenerada de Roma que solo endiosaba riquezas y poder.
Nerón, que veía conspiraciones por todos lados, ordenó el asesinato de su madre Agripina, de su primera esposa Octavia y en una acto de violencia machista también mató a Popea, su segunda esposa, que no era ninguna santa.
¡Como le gustaría a Donald Trump convertirse hoy en día en el Emperador de Nuestra América!
Y no lo disimula.
“Estados Unidos aplaude al ejército boliviano…” dice el comunicado de la oscura Casa Blanca. “Estamos un poco más cerca de la democracia… en el hemisferio occidental”, agrega.
Los aymara y quechuas en Bolivia son para el moderno Imperio como los cristianos para Roma.
La democracia para Trump, Camacho y los oligarcas bolivianos es sin ellos.
Evo Morales se crió cultivando la tierra y llevando a pastar a las llamas en Oruro. Siendo niño emigró temporariamente con su familia al norte argentino para sobrevivir con el trabajo de su padre en la zafra azucarera de Tucumán y Salta.
A los 7 años concurrió por primera vez a la escuela, fue en la finca La Población de Campo Santo (Salta) y -según cuenta- se sentaba al fondo del aula y le costaba entender el idioma castellano porque el suyo era el aymara.
Al año siguiente volvió con su familia a Bolivia y pudieron comprar por primera vez un catre en el que dormían su padre y su madre, mientras él y sus hermanos lo hacían en el suelo.
Por esa época, el padre de Donald Trump era propietario de la empresa inmobiliaria “Elizabeth Trump and Son” y había comprado un complejo de departamentos en Ohio valuado en casi 6 millones de dólares.
Donald pudo estudiar en la escuela de Negocios Wharton en la Universidad de Pensilvania y en el año 1968, mientras Evo llevaba a pastar a las llamas en Oruro y su padre le pedía a la Pachamama que brinde amparo a su vidas sencillas, él recibía el título de Bachiller Universitario en Ciencias preparándose para proteger la creciente fortuna familiar.
Hoy Evo Morales no es menos Presidente que Donald Trump.
Aunque el Imperio haya forzado momentaneamente su renuncia.
Evo tiene el respaldo mayoritario del humilde pueblo boliviano que ha demostrado que los pobres pueden construir poder, Trump sólo tiene suficiente dinero para comprar traidores y sus armas que asesinan inocentes.
“Como una jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; por eso se engrandecieron y se enriquecieron. “Han engordado y se han puesto lustrosos. También sobrepasan en obras de maldad…”, dice Jeremías en la biblia que enarbolaba el energúmeno.
Si algo sabe el Imperio es que la maldad no puede imponerse por largo tiempo a la justicia.