La fuerte pérdida de reservas liquidas del BCRA en noviembre llevó a las autoridades de la entidad a vender dólares que no son propios.

Faltan dólares y se profundiza la crisis: ¿un problema de demanda o un tema de precio?

Por Carlos Arbía

En Argentina hay un debate con tres visiones con respecto a la falta de dólares. Hay dos visiones antagónicas dentro del propio Gobierno en la que coinciden algunos economistas heterodoxos y una tercera de los analistas privados, más cerca de la ortodoxia económica.

Una visión es la de los funcionarios que creen que realmente faltan dólares y apelan al cepo cambiario hasta que un día no haya más dólares, la brecha esté cada vez más amplia, y no se puedan importar insumos para producir. La otra visión no es que faltan dólares, sino que sobran pesos porque hay que financiar un déficit fiscal importante por el lado del estado y también del BCRA para financiar la renovación de las Leliq y esos pesos luego presionan para comprar dólares y para comprar todo tipo de bien que tenga un componente dolarizado.

La tercera visión es de economistas ortodoxos como Miguel Kiguel, Marcelo Elizondo, Ricardo Delgado y Salvador Di Stéfano, que sostienen en privado que se trata de problema de precio y no de cantidad. Esto implica que a un dólar oficial de 100 pesos y con un dólar paralelo por encima de los 200 pesos muy pocos agentes económicos, en particular exportadores, quieren liquidar sus dólares, pero si hubiese una corrección del tipo de cambio estarían más dispuestos a liquidarlos.

Lo concreto es que en la última semana la tensión cambiaria se hizo cada vez más evidente, ya que al dejar de intervenir el BCRA para contener el dólar bursátil (tanto el contado con liquidación como el MEP), la brecha con el tipo de cambio oficial se ubicó nuevamente arriba del 100% y entró en una especie de semáforo amarillo que preanuncia la luz roja.La tensión cambiaria se hace cada vez más evidente

Tiene chance el Gobierno en el corto plazo de aumentar las reservas líquidas. Lo que viene a favor es una cosecha de trigo con volúmenes récord. Se estima que la cosecha total estaría en torno a los casi u$s3.000 millones que se podrían logar se liquidaran poco a poco desde diciembre en adelante.

En diciembre se podrían liquidar unos u$s500 millones, una cifra menor en este contexto, pero el resto se irá desembolsando entre enero y marzo. El mes próximo habrá que pagar otro vencimiento de u$s1.900 millones, similar al realizado en septiembre, que también tendrá un fuerte impacto negativo sobre las reservas líquidas.

El mejor escenario para el equipo económico es que el dólar libre quede en torno a $200 y que el oficial pueda subir a un valor cercano a los $130 en forma ordenada. En ese sentido hay que considerar que hacia fin de año aumenta fuerte la demanda de pesos, ante la necesidad de hacer frente a sueldos, medio aguinaldo y vacaciones y luego esos pesos que sobran deben ser absorbidos por el Banco Central para que no aumente la presión sobre el tipo de cambio. Las brechas superiores a 100%, como las que tenemos ahora, no se sostienen por mucho tiempo.

“No es tan fácil lograrlo”, dice a iProfesional el economista Salvador Di Stéfano. Quien agraga que la decisión del BCRA de dejar de intervenir en el mercado no oficial del dólar reflejó la preocupación por la falta de reservas líquidas, por lo que se vuelve más difícil intervenir para mantener un valor determinado para la divisa y cuidar el stock de dólares implica a su vez un riesgo, que es una disparada mayor de los tipos de cambio financieros.

La expectativa de varios analistas del mercado financiero es que el BCRA acelere el ritmo de devaluación de aquí hasta fin de año del tipo de cambio oficial, aunque por ahora se mantiene en el 1% mensual.

Por ese motivo es importante cómo finaliza la renegociación del acuerdo con el FMI, donde habrá que refinanciar unos u$s45.000 millones entre intereses y amortizaciones que habrá que pagar hasta el 2024. En ese aspecto hay que mencionar que el principal tema que se discute con los técnicos del organismo es la necesidad del BCRA de comenzar a incrementar las reservas internacionales y el funcionamiento del mercado cambiario. El FMI no está de acuerdo con los controles de cambios y tampoco con los desdoblamientos, ya que prefiere un tipo de cambio único.

La fuerte pérdida de reservas liquidas del BCRA de noviembre llevó a las autoridades de la entidad a vender divisas  que pertenecen a los encajes de depósitos en dólares, de acuerdo a lo informado por la consultora MS. Esto explica por qué esta semana el BCRA dejo de vender dólares para controlar la cotización en el mercado bursátil luego de sacrificar unos u$s2.500 millones en lo que va del año.

El BCRA ya no interviene más comprando bonos AL30D con dólares de las reservas y además dejó que el dólar MEP aumentara a casi 205 pesos con un beneficio extra, ya que ahora ese dólar es más caro que el dólar libre que cerró a $201. El negocio ahora para el vendedor es operar en blanco porque les van a pagar mejor los dólares que en la plaza marginal. La liberación del dólar MEP que se produjo porque el BCRA no interviene más esa provoco una reducción de la fuga de divisas porque los inversores se sienten están más tranquilos cuando hay menos controles.

Con respecto al futuro del mercado cambiario el economista de la consultora Anker, Federico Furiase, manifiesta que con una aceleración de las microdevaluaciones diarias o “crawling peg” por encima de la inflación, ni por ir directamente a una devaluación del 25 a 30%, se podría corregir un 20% de atraso cambiario acumulado en 2021. Plantea una posibilidad intermedia que consiste en devaluar de un salto un 10% y luego continuar con microdevaluaciones del orden del 2% mensual, más aceleradas que las actuales, pero no por encima de la inflación, lo que evitaría la necesidad de subir la tasa de interés.

Al respecto el último Informe de Política Monetaria del BCRA señala que “es probable que con miras al 2022, un próximo acuerdo con el FMI ayudará a mejorar las expectativas de aquellos actores que condicionan su visión acerca de la sostenibilidad del sector externo al resultado de dicha negociación, contribuyendo a contener las presiones cambiarias y las expectativas de inflación”.

Hasta el momento, economistas como Marcelo Elizondo, Ricardo Delgado y Miguel Kiguel han apuntado a la inviabilidad del “crawling peg” acelerado, que ya lo intentó Axel Kicillof en el 2013 y terminó con la devaluación del 30 por ciento en enero de 2014.

Con respecto al sobrante de pesos hay que destacar que parte es para financiar el déficit fiscal del estado y también el BCRA emite grandes cantidades de pesos para financiar los intereses que paga por las letras Leliq que emite el BCRA y para que esos pesos no terminen impactando en la inflación de manera exorbitante, los esteriliza emitiendo mas Leliq. El problema es que paga una tasa, cada vez más cara, por esas Leliqs.

En este momento están pagando unos 10.000 millones de dólares por año por los intereses del 38 por ciento anual que se pagan al Estado y los bancos por las Leliqs que tienen en su poder y que provoca ese mega emisión de pesos.

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