La Justicia es la gran puja subterránea de macristas y kirchneristas desde el resultado electoral. La Corte bajo presión.

La transición entre los equipos de Mauricio Macri y Alberto Fernández puso sobre la mesa la discusión de las urgencias económicas y sociales, e incluso las cuestiones administrativas del Estado. Pero hay otro tema, acaso tan importante para políticos y votantes, que todavía no vio la luz en el proceso de traspaso del mando: se trata de la Justicia y en particular de la suerte que le tocará a los que algunos llaman “corruptos” y otros “presos políticos”.

Ya desde la campaña electoral, comenzaron a soplar vientos de cambio en Comodoro Py y alrededores, que llevaron esperanza y alivio a los presos kirchneristas. También se percibió un endurecimiento creciente de la Corte Suprema de Justicia respecto de los deseos del gobierno PRO. Eso llevó a un vergonzante consenso en la opinión pública, a ambos lados de la grieta, de que en el futuro inmediato se caerían las causas anti K, y se activarían los procesos anti M

Esta predicción cínica sobre el panquequsimo judicial se vio confirmada por varias novedades tribunalicias, pero la atenuada derrota electoral macrista respecto de las catastróficas PASO relativizaron algunas certezas. Un punto concreto que ya agita la interna subterránea de la transición judicial es cómo quedará la nueva relación de fuerzas parlamentarias a fin de año.

La mejora en la performance electoral de Juntos por el Cambio plantea un escenario mucho más equilibrado en el Congreso de lo que imaginaba el kirchnerismo, lo cual repercute, por ejemplo, en la composición del Consejo de la Magistratura, un órgano clave para el disciplinamiento de los magistrados.

Lo mismo sucede con los planes K de reforma constitucional orientados en buena medida a dinamitar Comodoro Py: la voluntad de las urnas no despejó el camino a una reforma exprés soñada por Justicia Legítima y otros foros nac&pop.

Por las dudas, los abogados de varios condenados y procesados K empezaron a hacer lobby a favor de una movida audaz para liberar a lo que llaman sus “presos políticos”. Amado Boudou ya mostró su entusiasmo por el plan de pedirle al nuevo Congreso que le sugiera a la Corte para que le recomiende a los jueces que revisen la justicia de sus medidas contra las figuras kirchneristas damnificadas durante el mandato de Cambiemos.

De todos modos, lo que parecia un mero trámite judicial para el Frente de Todos, no pinta tan sencillo. Es de esperar que la mayoría de las causas contra Cristina Kirchner se caigan, pero no todas. También es posible que muy pronto veamos a Macri y su gente paseando por los pasillos tribunalicios. El relativo escenario bipartidista que se abrió tras la elección del 27 de octubre podría habilitar cierto clima de autonomía entre los jueces, que podrían administrar sus causas anti K y anti M como un escudo para protegerse de embates revolucionarios del garantismo VIP. Incluso este nuevo escenario de complejidad judicial alienta las internas paranoicas entre cristinistas, peronistas puros, massistas y albertistas en el Frente de Todos, al igual que la puja oscura por la sucesión de Macri al interior de Juntos por el Cambio.

FUENTE: Noticias Perfil.

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