*Por Ricardo Tejerina

Argentina se encamina al millón de infectados de Covid-19 y ya se encuentra entre los países con mayor cantidad de casos. Las secuelas de la cuarentena más larga y el dolar blue disparado.

En Tres de Febrero siguen las políticas recaudatorias y se incrementan los funcionarios del gobierno municipal. Vivir la Argentina es un desafío no apto para flojeras. Los gobiernos suelen transferir sus errores a la sociedad y ésta sobrevive casi de modo milagroso. A pesar de los más de 200 días de cuarentena, las limitaciones ambulatorias del ASPO no lograron aplanar la curva y la supuesta meseta se da en el pico y no en el llano. Si bien es cierto que las prematuras restricciones (todo esto empezó el ya lejano 19 de marzo) brindaron un tiempo vital para el fortalecimiento del sistema mixto de salud, no es menos verdadero que a esta altura la saturación ha tornado abstractas a la mayoría de las medidas de aislamiento, las cuales han sido reinterpretadas por gobiernos locales y la misma sociedad. Asimismo, desaparecieron los controles al tiempo que aparecieron los protocolos, hecho que acredita que las comunidades se fueron adaptando a la nueva normalidad, que exige un mínimo de distancia social y una activa sanitización.

Lamentablemente, el país se encamina al millón de contagios, cifra que lo ubica en el top ten de los países del orbe con mayor cantidad de casos y cuestiona, aún más, a la vapuleada cuarentena más larga del mundo. En tanto, la sociedad trata de recuperarse ya ingresada al último trimestre de este fatal 2020. A las rémoras afectivas y vinculares de la pandemia se le suman las hostilidades de una economía que no da respiro y un escenario inflacionario que promete peores pronósticos a medida que llega la mayor cantidad de aperturas en la actividad económica cotidiana.

Los ajustes sobre el dolar solidario, que le produce una sangría de divisas a las exiguas arcas del BCRA, confirman la falta de un plan económico que ayude a remontar la crisis y no aísle más a los argentinos, que en muchos casos apenas sobreviven con la ayuda del Estado emisor, contracara de un blue que suma y sigue, y que ha llevado a que un billete de 5 euros casi equivalga a uno de 1000 pesos argentinos.

Por su parte, la realidad local de Tres de Febrero se debate entre su némesis diaria de pobreza e inseguridad creciente y el relato que se regodea con las pistolas Taser, mientras el ejecutivo titularizado por Valenzuela se apresta a poner en vigencia el sistema de estacionamiento medido (SEM) en cuatro centros comerciales del distrito, sin que hayamos ni de cerca superado la pandemia. Eso sí, el nuevo sistema de recaudación municipal viene con la yapa de una nueva dirección en el organigrama del municipio y el incremento del aparato burocrático gubernamental, lo que se dice… un hermoso y perfecto mundo ideal que apunta al bolsillo esquilmado de los contribuyentes.

*El autor es escritor, licenciado en Gestión del Arte y la Cultura (UNTREF) y ex subsecretario de Cultura municipal.

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