En dialogo con el programa “A MI MANERA” que se emite por FM 88.9 “UNION DE RADIOS” uno de los máximos referentes del radicalismo, Ricardo Alfonsín, tocó diferentes temas. El reciente nombrado embajador argentino en España por el presidente Alberto Fernández se refirió a la actual situación de la cuarentena en el país, el accionar de diferentes radicales y el estado de la negociación de la deuda con los bonistas extranjeros.

Lo más importante es la situación que estamos viviendo. Las reacciones que hay por parte de algunos que parecen que están más movidos por los intereses particulares, lo cual no está mal pero lo ponen por encima del interés general. Otros están medidos por el rencor o por el odio. Eso es lo que me preocupa.

Nosotros no podemos juzgar la situación actual sin juzgar de dónde veníamos. La Argentina venía a los tumbos. La situación económica y social venía en picada. El 10 de diciembre, cuando asume el actual gobierno, la situación era muy compleja. Mucho más compleja que la que existía en el 2015. Encima apareció la pandemia que la complicó mucho más y agregó un problema nuevo, el problema sanitario.

Nadie conocía este virus. Nadie sabe cómo defenderse del virus. No hay vacuna.

A juzgar por los resultados, si los comparamos con lo que ha pasado en otros países, la decisión del Gobierno fue correcta. Es decir, priorizar las vidas de las personas. En segundo lugar, fueron correctas las decisiones desde el punto de vista sanitario. Se hizo lo que debía hacer.

Sobre los gobernadores Gerardo Morales, Rodolfo Suárez y Gustavo Valdéz, que han tenido posiciones de acompañamiento, algunos dicen que han tenido esta actitud de cooperación porque tienen responsabilidad de gestión o porque tienen que gobernar. (…) Pero además, fue porque lo consideraban correcto y esa es la primera obligación de un político: acompañar las cosas que considera correctas y no acompañar las que no considera correctas.

A mí me hubiera parecido mal que estos tres gobernadores hubiesen acompañado decisiones que son incorrectas, por lo menos, desde el punto de vista de la Unión Cívica Radical.

Prefiero creer que se están dando algunos pasos para reencontrar al partido con su identidad y con su historia. Y no por razones pragmáticas.

Esto no lo hicimos nosotros en los últimos cuatro años y ahora tampoco estamos haciendo eso porque nos estamos oponiendo como partido algunos, que son muy mimados por ciertos medios, a cosas que son correctas. Así como desde el 2015 hasta el 2019 acompañamos cosas que son incorrectas desde nuestro punto de vista salvo raras excepciones.

Ahora se está dando una interna en el partido que me parece una locura. Esto revela la obsesión por lo electoral que tienen algunos más que por las ideas y los incapacita para comprender qué pasa en la realidad.

Las elecciones se perdieron porque se acompañaron políticas cuyas consecuencias fueron muy malas para la sociedad. De eso no es responsable Daniel Salvador. En todo caso, tiene la misma responsabilidad que tuvieron otros dirigentes que se callaban la boca cuando se tomaban decisiones equivocadas. Que no se hagan los sonsos. Si queremos cambiar el partido en serio, tenemos que darnos un proyecto de cambio en serio.

La calidad de vida de la gente depende de la calidad de los gobiernos. Y la calidad de los gobiernos depende de la calidad de la dirigencia y de la política. Quiero que la UCR se reencuentre con sus ideas políticas porque eso le va a dar calidad al partido. Y eso le va a dar calidad al gobierno o a la oposición.

El poder del Estado no es absoluto, no puede hacer lo que quiere. Hay otros poderes en la sociedad que pueden hacer fracasar a los gobiernos. A los gobiernos, el poder se los da la sociedad. No solo cuando se ganan las elecciones, sino después acompañándolos cuando se toman decisiones correctas.

Prevalecen las emociones o lo espectacular antes que las ideas. Prevalece además la búsqueda de lo electoral, los cargos, y la discusión de las ideas solo queda como incidental. Y la sociedad también considera incidental la discusión de las ideas.

Los políticos saben que las ideas, los programas, los proyectos o las concepciones no son incidentales, son centrales en política. Porque de todo eso depende que la gente viva bien o viva mal. Y del poder que tengan los gobiernos para llevar a cabo esos programas.

No solo no hay debate de ideas, sino que hay mentiras y manipulaciones de la opinión pública. Los hechos se tergiversan que es peor porque los hechos no son opinables.

Me preocupa la calidad de la política porque vos podés estar equivocado en política, incluso podés no estar informado, pero lo que vos no podés hacer en política es distorsionar la realidad por razones electorales.

El presidente ha dado varias muestras de su sincera preocupación por terminar con la grieta. Incluso el ofrecimiento que le hizo a un hombre de la oposición para ocupar una embajada en España es un gesto que no ha sido suficientemente valorado. Y fijate cómo reaccionó el partido con el presidente.

Había algunos que decían injustamente que Duhalde había sido uno de los responsables de la desestabilización del gobierno de De la Rúa. Eso es una barbaridad. Y sin embargo, hubo radicales que formaron parte de su gobierno.

Yo no sé cómo los radicales se creen radicales defendiendo ideas que son contrarias a las radicales. La primera obligación de un militante de un partido es no traicionar sus ideas. Y sin embargo, últimamente, no han sido muy leales con las ideas del partido. Ni ahora lo están siendo.

Deseo que le vaya bien al Gobierno en el acuerdo con los bonistas. Solo un estúpido podría querer que le vaya mal, porque si le va mal al país en la negociación, nos va a ir mal a nosotros.

Yo no sé si habrá otro país en el mundo en el que pase algo parecido a lo que yo he visto acá, donde algunos analistas, economistas o medios de comunicación explican por qué la Argentina tiene que pagar más en un momento en el que el país está negociando.

Los políticos dejan de ser serios cuando su preocupación por lo electoral es mayor que la del interés general. Entonces, el que está obsesionado con lo electoral va a tener posiciones que no son definidas en función de lo que es mejor para el país, sino para lo que es ganar una elección. Así nos va a ir.

Si no hay una ciudadanía exigente, no va a mejorar la calidad de la dirigencia política.

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