Entrevistada por el programa “EL COMÚN DE LOS SENTIDOS”, que se emite por FM 88.9, la directora ejecutiva de la Fundación Franciscana, Grisel González, contó el trabajo realizado en la organización en el barrio Ejército de los Andes, popularmente conocido como “Fuerte Apache”.
Contamos con un montón de proyectos y programas al servicio de la comunidad y para todos los vecinos y vecinas del barrio. Trabajamos de forma integral así que abarcamos las edades de todas las familias. Contamos con un espacio de crianza para mamás embarazadas, con bebés, niños y niñas de hasta tres años; una casa de niños que funciona hace 30 años.
Contamos con un espacio para jóvenes y preadolescentes, con una iniciativa de proyectos solidarios. Después contamos con espacios para adultos mayores, programas de psicología, tenemos a una trabajadora social que acompaña a todas las familias de la fundación.
Los programas están enfocados a esto, al trabajo integral de cada familia, acompañar a los jóvenes, a los preadolescentes, a los niños y niñas, a que sepan que dentro de la fundación tienen un espacio de pertenencia, donde puedan sentirse acompañados y valiosos.
Nuestro principal objetivo es el vínculo y el encuentro. Seguimos trabajando en tiempos de pandemia vía virtual como todos.
Hoy día el encuentro no deja de darse pero tuvimos que mutar, como todos los espacios de la vida cotidiana, al modo virtual. Seguimos priorizando el encuentro con la familia. No es fácil, es un proceso que nos está costando pero estamos haciendo todo el camino posible para que todas las familias puedan sentirse acompañadas.
Contamos con comedores, así que entregamos también los bolsones de alimentos. Tenemos un contacto con las familias, con todos los cuidados que corresponden, mínimamente una vez por semana.
Estamos entregando más de 300 bolsones semanales. En algunos lugares los damos quincenalmente.
Ingresé a la fundación en 2016 acompañando a los recursos humanos y todo el voluntariado de las dos sedes que tenemos. El motivo por el que estoy tiene que ver con lo vocacional. Desde siempre conocí a los franciscanos, sobre todo con la espiritualidad como eje de mi vida.
Me animé a sumarme a algo que me hace mucho sentido en mi vida así como muchos compañeros y compañeras de la fundación, como que todos tenemos este camino de descubrir lo valioso de nuestros dones y acá estamos en la fundación para ponerlo al servicio del barrio.
Somos artesanos y artesanas del vínculo, entonces desde ahí todo cobra otro sentido. Después acompañamos en un montón de otras cosas y casos, pero cuando se da una relación de estrecha con una familia, cuando se da esto del encuentro y del vínculo, para nosotros ahí ocurre todo el sentido de nuestro trabajo.